Ley de Segunda Oportunidad
El Bienestar Económico de los Empleados: Un Pilar Olvidado
La semana pasada almorcé con un amigo que lleva más de diez años dirigiendo su propia empresa. Hacía tiempo que no nos veíamos, y durante la comida le conté lo que hacemos en DMD. La conversación derivó en una charla extensa sobre lo gratificante que es trabajar en una empresa con propósito y lo sencillo que resulta atraer talento cuando se dan ciertas condiciones: el propósito de la empresa no es simplemente ganar dinero y la cultura es colaborativa, con un ambiente de trabajo saludable.
Nuestro diálogo también tocó un punto que parece haberse convertido en un mantra desgastado en el mundo corporativo. Frases como «el empleado en el centro», «retenemos el talento» o «Great Place to Work» son populares y bienintencionadas, pero muchas veces quedan en la superficie. Parecen más diseñadas para el marketing que para generar un impacto real en nuestros equipos.
Hoy en día, muchas empresas aseguran que cuidan a sus empleados, y no solo al talento destacado, porque todos merecen atención y respeto, incluso quienes no brillan a simple vista. Ofrecen flexibilidad, formación, un ambiente positivo, fruta en la oficina o un día libre en su cumpleaños. Pero, ¿realmente estamos cuidando el bienestar financiero de nuestros empleados?
No me refiero solo al salario, sino a estar a su lado ante problemas económicos específicos, ya sean puntuales o más graves. Mi amigo me contó un caso concreto: su directora de marketing dejó la empresa de forma extraña tras meses de bajo rendimiento. Tiempo después, él descubrió que esta persona había solicitado la Ley de la Segunda Oportunidad, lo que afectó profundamente su autoestima y, en consecuencia, su desempeño profesional.
Este caso me llevó a reflexionar. Las empresas suelen esforzarse en ofrecer beneficios atractivos como retribución flexible, gimnasios corporativos, fruta, regalos o café gratis, pero, ¿cuantos de estos ayudan a un empleado que enfrenta una crisis económica? ¿Qué habría pasado si a esa directora se le hubiera ofrecido el apoyo de la empresa para acogerse a la Ley de la Segunda Oportunidad? Probablemente, seguiría trabajando en la empresa, más fidelizada que nunca y sin haber sufrido tanto en el proceso.
El bienestar financiero de los empleados no debería ser una asignatura pendiente. Es momento de que las empresas amplíen su visión del bienestar, entendiendo que ayudar a los equipos a superar dificultades económicas también es parte de ser un «Great Place to Work».
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